domingo, 1 de mayo de 2011

Historia. Temas largos. Franquismo III

y otro tema más de Paco rana XD:

ELEMENTOS DE CAMBIO EN LA ETAPA FINAL DEL FRANQUISMO. LA OPOSICIÓN AL RÉGIMEN. EVOLUCIÓN DE LAS MENTALIDADES. LA CULTURA.

Al final de la guerra la dictadura puso en marcha una dura represión sobre los españoles que habían apoyado la república; lo que explica que la oposición al franquismo fuera escasa en los años cuarenta. Destacó solo la actividad clandestina del PCE de los grupos guerrilleros “el Makis” que tuvieron poco éxito por carecer de ayuda por parte de los aliados. Al finalizar la segunda guerra mundial, Inglaterra y los EEUU no tuvieron ningún interés en derrocar la dictadura; fue esta actitud la que hizo fracasar posibles alternativas al franquismo como la alternativa monárquica de Don Juan, y se frustró en 1946 la alianza conjunta de socialistas y monárquicos de Don Juan. El gobierno de la república española en el exilio asumió la representación de la España democrática con escasa operatividad.

En 1951 se produjeron las primeras movilizaciones obreras, en Barcelona, País Vasco y Madrid. El PCE cambió la guerrilla por una nueva táctica el “entrismo” que consistía en utilizar los cargos del sindicato vertical para defender y organizar a los trabajadores.

El mayor éxito fue la creación de las comisiones obreras; una organización surgida en 1962 que dio un gran impulso a las luchas sociales y políticas. Estas luchas se sumaron a otros sectores sociales y políticos: la universidad, grupos socialistas y liberales, además de sectores católicos cercanos a la democracia cristianas. La jerarquía eclesiástica fue distanciándose sobre todo a partir del concilio Vaticano II, del régimen franquista, lo que supuso un gran disgusto para el caudillo.

Impotente para frenar un movimiento que crecía año tras año, el régimen recurrió a la represión: estados de excepción, disolución a tiros de las manifestaciones, y encarcelamiento de manifestantes, huelguistas y líderes sociales. A pesar de todo, la larga duración del franquismo se explica por el terror y la represión que logró que una buena parte de la población internalizara el miedo a protestar y a moverse; la “tolerancia” de los países occidentales que se limitaron a criticar verbalmente sin presionar al régimen, y la división de la oposición política. A pesar de todo no hubo un pacto de San Sebastián como en 1930: la iniciativa del PCE de crear la junta democrática, fue respondida por el PSOE con la creación de la plataforma de convergencia democrática, formada por partidos moderados de centro e izquierda.

La Iglesia Católica advirtió en pleno régimen de Franco un creciente descontento de las masas por lo que no podía dejar de tener en cuenta las consecuencias que sobrevendrían si su Jerarquía continuaba, en su conjunto, apoyando a la dictadura, máxime cuando algunas personalidades católicas, seglares y eclesiásticas, empezaban a diferenciarse del régimen adoptando actitudes críticas para conservar el ascendiente de la Iglesia sobre las masas católicas. Aparecen así a partir de 1946 Hermandades Obreras de Acción Católica (HOAC), que criticaban diversos aspectos de la política social de la dictadura y adoptaban posturas liberales. Con todo ello pretendían sentar las bases de un movimiento católico de oposición que pudiera reclamar el derecho a desempeñar un papel dirigente en la vida política española, en caso de caída del franquismo, posibilidad que la Iglesia no excluía.

En 1973 se inició la crisis del régimen: a la proximidad del fin de Franco y a los enfrentamientos entre inmovilistas y aperturistas, se unió la crisis del petróleo que frenó el crecimiento económico y ayudó a intensificar las movilizaciones populares; otro factor fue el asesinato del almirante carrero blanco, hombre al que todos consideraban supervisor del futuro rey Juan Carlos. Franco nombró un nuevo gobierno dispuesto a hacer frente a la apuesta democrática de la oposición. Una tromboflebitis obligó a Franco a ceder temporalmente en 1974 la jefatura del Estado a Juan Carlos; al recuperarse asumió de nuevo el mando, y ordenó la ejecución de 5 presuntos terroristas dos meses antes de morir en 1975. Las “familias” del franquismo esperaban que Juan Carlos continuara un “franquismo sin Franco”; el dilema del rey era perpetuar el franquismo o romper con él, con la primera opción corría el riesgo de provocar una revuelta popular. Para evitar una radicalización política, las potencias occidentales animaron al rey a dar pasos efectivos hacia la democracia.

En Julio de 1976 el rey nombró jefe de gobierno a Adolfo Suárez con el encargo expreso de llevar a cabo la reforma política. Operación que supo llevar a cabo en ese peculiar proceso español de transición a la democracia.

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