miércoles, 23 de marzo de 2011

Historia. Temas cortos II

Aquí van 11, ya me quedan pocos para terminar los temas cortos y empezar con los temas largos. XD

LA CRISIS DE 1640

En 1640, estalló en España una crisis política general provocada por el intento absolutista y centralizador del conde-duque de olivares, que pretendía unificar los diversos reinos peninsulares suprimiendo los fueros y estableciendo la “unión de armas”. En 1628 y 1630 se produjeron violentas revueltas en Portugal, éstas tenían como causa las reformas de Olivares. La nobleza portuguesa tuvo que pagar impuestos que antes no tenía, por lo que se empezó a alentar el separatismo. En 1640 se formaliza la rebelión definitiva. Miguel de Vasconcellos, hombre de confianza de Olivares y principal elemento de gobierno en Portugal, es asesinado. Los rebeldes se apoderaron de todo Portugal y proclamaron rey a Juan IV.
Posteriormente surgieron movimientos separatistas en Andalucía, Navarra, Aragón, y territorios vascos, todos ellos sofocados. La rebelión catalana fue la más grave: Cataluña era entonces frente de guerra y su población estaba irritada por la conducta abusiva de las tropas castellanas; lo cual provocó en 1640, un pequeño incidente que desatará la revuelta que se conocerá como “el corpus de sangre” Centenares de segadores entraron en Barcelona y asesinaron al virrey y a funcionarios y jueces reales. Esta revuelta tuvo dos fases: la primera dirigida por el campesinado hacia las tropas castellanas y luego hacia la nobleza, tras lo cual los nobles se ponen a la cabeza de la rebelión. Olivares decide entonces ocupar Cataluña y en respuesta los catalanes piden ayuda a Francia para conservar su autonomía, lo cual no dura, en 1652, Cataluña volvió a formar parte de la corona de castilla.

LOS AUSTRIAS MENORES. POLÍTICA EXTERIOR Y EL OCASO DEL IMPERIO DE LOS HASBURGO.

El estado precario de la Hacienda real forzó a Felipe III a firmar tratados de paz con Inglaterra y Holanda. Pero la paz no duró, pues en 1618 comenzó la guerra de los treinta años, la última “guerra de religión” iniciada con la reforma protestante. El reinado de Felipe IV se caracterizó por la participación en esta guerra, en la cual España defendía, no solo la causa católica, sino también la hegemonía de los Hasburgo en Europa. La derrota de los españoles en Roicroi anunció el descalabrado final; la firma del tratado de Westfalia en 1648 significó la pérdida definitiva de Holanda y el fin de la hegemonía española en Europa. Las causas de este ocaso son el agotamiento de los recursos humanos y económicos, asi como las rebeliones internas. El conflicto con Francia se alargó hasta la paz de los pirineos (1659), lo que supuso para España pérdidas territoriales al norte de Francia y Cataluña.

LOS AUSTRIAS MENORES. POLÍTICA EXTERIOR Y EL OCASO DE LOS HASBURGO

El estado precario de la hacienda real forzó a Felipe III a firmar tratados de paz con Inglaterra y Holanda. Aunque esta paz duró poco ya que en 1618 comenzó la guerra de los treinta años, la última de las “guerras de religión” iniciadas por la reforma protestante. El reinado de Felipe IV se caracterizó por la participación en esta guerra, en la cual, España defendía no solo la causa católico sino también su hegemonía en Europa. La derrota de los tercios españoles en Roicroi anunciaba ya el descalabrado final; la firma del tratado de westfalia significó la pérdida definitiva de Holanda y el fin de la hegemonía española. Las causas de este ocaso están en el agotamiento de los recursos humanos y económicos asi como las rebeliones internas. El enfrentamiento con Francia se prolongó hasta la paz de los pirineos en 1659. Ello supuso nuevas pérdidas territoriales para España y las agresiones de Francia siguieron hasta el reinado de Carlos II. A la muerte de éste sin sucesión nombró como heredero a Felipe de Anjou de la casa de los borbones, lo cual ocasionó en 1700, la guerra de sucesión.

LA ESPAÑA DEL SIGLO XVIII: LA GUERRA DE SUCESIÓN Y EL SISTEMA DE UTRECH

Al morir Carlos II sin hijos, nombró heredero a Felipe de Anjou, de la casa real de los borbones. El archiduque Carlos de Habsburgo reclamó también sus derechos al trono español; lo cual fue apoyado por Inglaterra y otras potencias temerosas de que un Borbón en el trono de España afianzara le hegemonía de Francia en Europa; estas potencias se unieron mediante la Alianza de la Haya y declararon la guerra a Francia. En España, la guerra de sucesión se convirtió en una guerra civil entre los reinos de la corona de Aragón, que apoyaba al archiduque Carlos, y el reino de Castilla que apoyó a Felipe. La victoria de éste en la batalla de Almansa (1707) hizo que el conflicto fuese a favor de Francia. Por otro lado, el nombramiento del archiduque Carlos como emperador de Austria redujo el interés de las demás potencias por mantener el conflicto. La guerra concluyó con el tratado de Utrech (1713) aunque en la península continuó hasta 1716, con la ocupación de Barcelona. Este tratado significó la creación de un equilibrio europeo en el cual Inglaterra actuaba como árbitro. España perdió sus posesiones en Flandes e Italia a favor de Austria, asi como Gibraltar y Menorca a favor de Inglaterra, concediéndoles también el asiento de negros y el navío de permiso a América.

LA ESPAÑA DEL SIGLO XVIII: REFORMAS EN LA ORGANIZACIÓN DEL ESTADO. LA MONARQUÍA CENTRALISTA.

La llegada al trono español de la dinastía de los borbones se caracterizó por el inicio del reforzamiento del poder real. Para conseguirlo fue necesario el cambio hacia un gobierno centralista. Para lograr la homogeneización de todos los reinos peninsulares bajo la figura del rey se promulgaron los decretos de nueva planta; lo que supuso la abolición del régimen foral de la corona de Aragón, aunque el resultado final fue la unificación institucional y jurídica del reino, como un castigo hacia las zonas que apoyaron al archiduque Carlos. Se mantienen, sin embargo los fueros de Navarros y vascos, que habían permanecido fieles al pretendiente Borbón. Al mismo tiempo, los territorios sin fueros se declaraban como zonas sometidas a Castilla dando una unión a lo que pasará a ser España. Los borbones dejaran de lado las cortes y únicamente se convocarán las de castilla, y solo en ceremonias protocolarias. En 1713 se promulga la ley sálica, por la que se concede prioridad en la herencia del trono a la línea masculina sobre la femenina. En cuanto a las reformas administrativas, los consejos pasaron a un segundo plano a excepción del de Castilla, que sin dejar de ejercer como tribunal supremo, fue el alto organismo en materia administrativa y legislativa. Además, se crearon las secretarias de estado, como órgano fundamental del gobierno. La nueva organización política será jerarquizada, uniforme y universal. Las capitanías sustituyen a los virreyes, representante del rey en territorios peninsulares. Cada capitanía tendrá su audiencia, también surge la figura del intendente y del corregidor funcionario real en labores políticas y de justicia. En cuanto a la religión, se reconoció una ley por el papa que concedía derecho a los reyes para elegir a los cargos eclesiásticos, controlando asi, a la iglesia. La monarquía era susceptible a los jesuitas que ejercían gran influencia dentro del estado, asi como en territorios americanos. Tras las revueltas de 1766, conocidas como el motín de esquilache, todos los miembros de la compañía de Jesús fueron expulsados del país. La santa inquisición dejó de ser un espectáculo público; y el ejército se volvió obligatorio.

LA PRÁCTICA DEL DESPOTISMO ILUSTRADO: CARLOS III

La forma de gobierno que intentó conciliar el absolutismo con las ideas ilustradas se conocerá como despotismo ilustrado. En España, el rey que mejor representa esta forma de gobierno en Carlos III, el rey ilustrado por excelencia, intentará modernizar el país comenzando una etapa de gran actividad reformista. Este rey de rodeará de ministros reformistas como el conde de Aranda, Campomanes, o el conde de Floridablanca; todos ellos percibieron el retraso en que vivía España e intentaron modernizarla reformando la sociedad, la economía e incluso las costumbres. Las instituciones ya existentes se mantienen aunque se introducen innovaciones en ellas. Entre los proyectos de modernización estaba la colonización de Sierra Morena, zona despoblada en la que el monarca conseguirá asentar colonos procedentes de Alemania y Flandes, católicos, que se dedicaran a la ganadería o la artesanía; La reforma de Madrid, una de las ciudades más sucias y peor organizadas de Europa, para lo cual, Carlos III impone disposiciones para limpiar, alumbrar y empedrar Madrid, además se prohíbe el uso de armas, capa y sombrero de ala ancha, lo cual será el detonante del motín de Esquilache (1766); se llevaran a efecto obras de urbanismo e infraestructura, como la creación de una red de carreteras o construcción de canales; en el campo económico destaca la creación de la lotería nacional y el banco de san Carlos; en la industria se practica el proteccionismo de las manufacturas españolas limitando las exportaciones y la intervención de la corona en la industria; en la política agraria, el informe al expediente de la ley agraria, realizado por Jovellanos y publicado en 1794, no tuvo ningún efecto; por último, en la política eclesiástica destaca la expulsión de los jesuitas en 1767.

LA ESPAÑA DEL SIGLO XVIII: EVOLUCIÓN DE LA POLÍTICA EXTERIOR EN EUROPA

La política exterior de Felipe V se centró en la recuperación de los territorios italianos perdidos en Utrecht. Isabel de Farnesio, su segunda esposa, se propuso conseguir el trono para sus hijos y recuperar Gibraltar y Menorca; lo cual implicaba una política de guerra. Los intentos se saldaron con derrotas militares y fracasos diplomáticos debido al aislamiento de España y a la oposición de las potencias Europeas a modificar el sistema de Utrecht. A partir de 1733 se establecieron alianzas con Francia mediante los pactos de familia; ambos tenían un enemigo común: Inglaterra, e intentaron frenar su expansión marítima que amenazaba los intereses coloniales franco-españoles. Los tres pactos de familia permitieron a España jugar un papel activo en la política europea y permitieron el acceso de príncipes españoles a los tronos de Nápoles y Parma, sin embargo España se vio involucrada en los conflictos de la guerra de los siete años y la guerra de independencia de estados unidos, los cuales tuvieron un coste muy alto para la hacienda pública; España pudo recuperar Menorca y La Florida, pero no asi Gibraltar. El estallido de la revolución francesa en 1789 acabó con los pactos de familia.

LA ESPAÑA DEL SIGLO XVIII: LA POLÍTICA BORBÓNICA EN AMÉRICA

La instauración de la nueva dinastía borbónica supuso pocos cambios para la administración de la América hispana. Se mantuvo el sistema tradicional basado en virreinatos y se ampliaron a cuatro (nueva España, nueva Granada, Perú y el de la plata); las audiencias, las gobernaciones y los corregidores. Estos altos cargos solían estar ocupados por Españoles, pero los criollos, ricos y cultos, podían comprar los altos cargos. En lo económico, se actualizó el llamado pacto colonial que regulaba las relaciones comerciales entre la metrópolis y las colonias; se intensificó la explotación agrícola en las plantaciones tropicales y se ampliaron los intercambios comerciales; Cádiz sustituyó a Sevilla como puerto exclusivo de comercio con América y, posteriormente, se amplió el intercambio a todos los puertos peninsulares. Las guerras de finales del siglo XVIII perjudicaron estos intercambios y obligaron a subir la presión fiscal sobre los criollos; éstos comenzaron a ser excluidos de la administración colonial y los reyes introdujeron la figura del intendente para controlar a las élites criollas locales. Todos estos cambios provocaron el descontento de los criollos y los mestizos y estimularon una corriente a favor de una mayor autonomía e incluso independencia; corriente que se vio reforzada por el éxito de independencia de los estados unidos en 1783. A partir de ahí comienza el proceso de independencia de las colonias españolas de América.
LA ILUSTRACIÓN EN ESPAÑA
Este movimiento cultural europeo del siglo XVIII pretendió extender los avances de la ciencia a la luz de la razón y modernizar las estructuras políticas, económicas, y sociales europeas. Los filósofos ilustrados criticaron el antiguo régimen y sentaron las bases de la ideología liberal, abriendo asi el camino hacia las revoluciones liberales. La ilustración en España se caracterizó por el intento de conciliar crítica y razón con el mantenimiento de los valores cristianos. Tuvo tres generaciones: de 1700 a 1740 destaca la figura del padre Feijoo que somete a un examen crítico los saberes e ideas populares; 1740 a 1770, de carácter más erudito, destaca Mayans, un estudioso de Cervantes y de la lengua castellana; 1770 a 1808 esta generación es amplia y reformista, destacan Campomanes, Jovellanos, Moratín y Cabarrús. La ilustración española utilizó las publicaciones periódicas, las tertulias de los salones, y, principalmente, las sociedades económicas de amigos del país; clubs donde se debatían las nuevas ideas y de donde surgieron interesantes propuestas modernizadoras.

LOS AUSTRIAS DEL SIGLO XVII: GOBIERNO DE VALIDOS Y CONFLICTOS INTERNOS

Felipe III, Felipe IV y Carlos II mantuvieron el modelo de estado de los Austrias mayores pero introduciendo algunos cambios; la novedad mas destacada fue la introducción de la figura del valido, un noble que actuaba como un primer ministro en quien el rey delegaba las tareas de gobierno, esto supuso una manifestación de mejora social de la nobleza, a la cual no se había tenido en cuenta antes. Los validos actuaban de forma personalista, intentando reducir el poder de los consejos reales, (compuesto por juristas) en beneficio de las juntas (pequeños comités formados por nobles). El valido mas importante de Felipe III, el duque de Lerma, arquetipo de la corrupción. El ambicioso conde-duque de Olivares, pretendió avanzar hacia la monarquía absoluta, pero su fracaso provocó la crisis de 1640. Olivares fue denostado por Quevedo. Carlos II tuvo varios validos de menor entidad, que no pudieron evitar el colapso de la monarquía española. A la muerte de este rey estalló en 1700, una guerra civil entre dos modelos de estado, el centralista de castilla y el aragonés descentralizado y pactista. Uno de los problemas de esta crisis fue el de los moriscos; tras la conquista de Granada se forzó a sus habitantes a convertirse al cristianismo, algunos lo hicieron y otros se marcharon a Marruecos; la mayoría aceptó una conversión aparente. Hubo varias rebeliones que fueron sofocadas y en 1609, la monarquía decidió su expulsión.

LA ESPAÑA DEL SIGLO XVIII: CAMBIO DINÁSTICO. LOS PRIMEROS BORBONES.

Carlos II, último rey de la casa de Austria, murió sin descendencia habiendo hecho testamento a favor de Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV, dando paso así a la dinastía Borbónica en el trono español. La intención de Francia de intervenir en los países bajos y en el imperio colonial español hicieron aparecer reticencias en el resto de los estados europeos, como Inglaterra u Holanda, que veían peligrar el equilibrio de fuerzas en el viejo continente ante una potencial unión entre Francia y España. En 1.701 se creó la gran alianza, unión entre Austria, Inglaterra y Holanda que defendía las pretensiones al trono español de la casa de Habsburgo por parte del archiduque Carlos de Austria (en 1.703 se unirán Portugal y Saboya) esto supondrá en comienzo y el enfrentamiento de la guerra de sucesión (1.701-1.713) finaliza cuando Carlos de Austria es elegido emperador de la misma. El potencial peligro de una unión franco española era sustituido por el de una unión que restableciera el antiguo orden imperial de Carlos V, los contendientes prefirieron la paz, y las conversaciones diplomáticas llevaron a firmar los tratados de Utrecht y Rastatt. A lo largo del siglo XVIII se sucedieron 5 monarcas de la casa de los Borbones en el trono español.

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